LA ANUNCIACIÓN
Autor.- Jan de Beer.
Fecha de ejecución.- Jan de Beer realiza esta obra hacía el año 1520, aunque en la actualidad, se desconoce la fecha exacta en la que fue pintada.
Técnica.- Óleo sobre tabla.
Medida.- 111,5 x 131 cm.
Lugar donde se encuentra.- Museo Nacional Thyssen - Bornemisza.
Localidad.- Madrid.
País.- España.
TEXTO DEL EVANGELIO
En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.
Lucas 1, 26 - 37
MEDITACIÓN DEL SANTO PADRE SAN JUAN XXIII
Este es el punto más luminoso, el que une el cielo con la tierra, el más grandioso acontecimiento de los siglos.
El Hijo de Dios, Verbo del Padre, por quien todo fue hecho de cuanto se hizo en el orden de la creación, asume la naturaleza humana para convertirse en el Redentor y en el Salvador de la humanidad entera.
María Inmaculada, la flor más bella y fragante de la creación con su "Ecce ancilla Domini", a las palabras del ángel, acepta el honor de la divina maternidad que al punto se cumple en ella; y nosotros, como hermanos redimidos de Cristo, nos convertimos todos en hijos de Dios.
¡Oh sublimidad!, ¡oh ternura de este primer misterio!
Reflexiones: nuestro principal y continuo deber es el de dar gracias al Señor que se ha dignado salvarnos haciéndose hombre y, como hombre, nuestro hermano; y nos asocia con la adopción de hijos a su misma madre.
La intención de la plegaria en la contemplación de este primer cuadro, además de la perennidad habitual de la acción de gracias, es el estudio y el esfuerzo sincero de humildad, de pureza, de gran caridad, de la que la Virgen bendita nos da un tan hermoso ejemplo.
ORACIÓN FINAL DEL MISTERIO
Señor, tú has querido que la Palabra se encarnase
en el seno de la Virgen María;
concédenos, en tu bondad,
que cuantos confesamos a nuestro Redentor,
como Dios y como hombre verdadero,
lleguemos a hacernos semejantes a él
en su naturaleza divina.
Por nuestro Señor Jesucristo.
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