LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Autor.- Tiziano Vecellio di Gregorio, quien será reconocido en la historia del Arte como Tiziano.
Fecha de ejecución.- Tiziano realiza esta obra entre el año 1542 y el año 1544
Técnica.- Óleo sobre lienzo.
Medida.- 303 x 180 cm.
Lugar donde se encuentra.- Museo del Louvre.
Localidad.- París.
País.- Francia.
TEXTO DEL EVANGELIO
Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:
«¡Salve, rey de los judíos!».
Y le daban bofetadas.
Juan 19, 2 - 3
MEDITACIÓN DEL SANTO PADRE JUAN XXIII
Es el misterio cuya contemplación se ajusta mejor aquellos que llevan el peso de graves responsabilidades en el cuidado de las almas y en la dirección del cuerpo social: es, por tanto, el misterio de los Papas, de los obispos, de los párrocos, el misterio de los gobernantes, de los legisladores, de los magistrados. Sobre la cabeza de este Rey, la corona de espinas. También sobre sus cabezas hay una corona en la cual está, sí, una aureola de dignidad y de distinción, corona de una autoridad que procede de Dios y es divina; sin embargo, está tan entretejida de elementos que pesan, que punzan, que procuran espinas y disgustos; por no hablar del dolor que nos causan las debilidades y las culpas de los hombres, cuando más se les ama y se tiene el deber de ser para ellos aquel que representa al Padre que está en los cielos. Entonces, el amor mismo se convierte, como para Jesús, en una corona de espinas que los hombres entretejen sobre la cabeza de quien los ama.
Otra aplicación nos hace pensar en las graves responsabilidades de quien ha recibido mayores talentos y está obligado a hacerlos fructificar mediante el ejercicio continuo de sus facultades, de su inteligencia. El servicio del pensamiento, es decir, el empeño que se exige a quien de ellas está más dotado para luz y guía de los otros, debe ser llevado con paciencia, rechazando las tentaciones del orgullo, del egoísmo, de la disgregación que demuele.
ORACIÓN FINAL DEL MISTERIO
Concédenos Señor, que por los méritos
de la Pasión de Cristo
y de los dolores de la Virgen María
el Espíritu Santo, presente con plenitud en la Iglesia,
inunde con su amor
al mundo entero.
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